Fuerza Gus

domingo, 18 de abril de 2010

El setlist de Gustavo Cerati en Lima incluirá algunas sorpresas



El músico argentino se presentará en Lima el 24 de abril en la tribuna norte de San Marcos. El ex Soda conversó con El Comercio sobre los fenómenos naturales y la fuerza interna que confluyen en su quinto trabajo como solista

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    La casa está muy cerca del mar, enclavada en un escenario bastante campestre. Lo suficientemente alejada de la civilización como para lograr abstraerse. Allí, Gustavo Cerati tiene algunos caballos. Fue en ese remoto paraje donde brotaron los temas de “Fuerza natural”, su más reciente trabajo discográfico. La cosecha la hizo en los largos trayectos que hay que surcar para trasladarse hasta allá, en el auto, caminando. “Hace años que tengo esa casa y hace rato que quería ver cómo funcionaba la cuestión creativa en ese lugar”, confiesa el ex Soda Stereo del otro lado del teléfono.

    No se considera un escritor de prosa o poesía, solo hace canciones. Las frases salen de muchos lados, de pensamientos que tiene, de cosas que le pasan, de algo que vio en televisión y que le parece que vale la pena. Las anota. “A veces sale una frase que me sirve como disparador para alguna canción y algunas veces uno termina siendo premonitorio de uno mismo. “Mereces lo que sueñas”, por ejemplo. No sé, pienso cuando escribí “El diablo frecuenta soledades”, ¿cuántas veces nos encontramos con eso? Cuando estamos solos, las posibilidades de que nos pervirtamos es mayor, uno se encuentra con eso en la vida y decís: “Bueno, tenía razón el autor”.

    Son cosas que a uno le bajan y que son de experiencias propias o ajenas. Otra, “Poder decir adiós es crecer”, qué sé yo, cosas así que la gente las toma para sí y le sirven para determinados momentos de la vida. Tampoco estoy planteando una verdad, de hecho estoy más cerca de la mentira que de la verdad, de la mentira como artista, no como persona”, sentencia el argentino, entre risas.

    Cerati vuelve a sorprender con una nueva entrega musical, la quinta de su discografía como solista. Un trabajo íntimo, en que confluyen y afloran los fenómenos naturales que envolvieron su gestación, y la fuerza interna de una madurez que, a sus 51 años, se traducen en la solidez que ha logrado como artista y persona.

    Junto con los músicos que participaron en “Ahí vamos” (su anterior entrega), entre los que destaca el guitarrista Richard Coleman, el artista regresa al Perú para presentar “Fuerza natural”. “En este trabajo, después de lo de Soda, en el que puse todas mis energías ese año, necesitaba hacer como una limpieza y empezar de vuelta, de alguna manera”, enfatiza.

    Y, entonces, ¿merecemos el concierto soñado?.

    “Fuerza natural” es una especie de obra continuada. No encontramos canciones dispersas, todo es un solo concepto, ¿lo planteaste así desde un inicio?

    Sabes que sí. No es que primero tuve la idea del disco y después lo hice. Tampoco es que sea “La vida de Brian” [risas]. No fue un disco tan conceptual de entrada. En la medida que fui haciendo las canciones me di cuenta de que todas representaban, de alguna manera, un trayecto en relación con las fuerzas de la naturaleza, con las cuales tenía mucho contacto en el momento de escribirlas, y como fueron hechas en un período bastante corto, y prácticamente eché muy poca mano a cosas que tenía de antemano, entonces se unieron naturalmente.

    Confluyeron los fenómenos naturales y la fuerza interna

    Sí, y la verdad es que funcionó muy bien. Además, yo quería hacer una cosa diferente al “Ahí vamos”, y después de lo explosivo y gigante que fue lo de Soda Stereo, más aun. No es que me interesara hablar en voz baja, porque tampoco es un disco sin energía, tiene mucha energía, pero está puesta más en la interpretación que en la distorsión. Está más cerca del blues que del rock, por decirlo de alguna manera.

    En ese proceso creaste unas 25 canciones, de las cuales escogiste 13. ¿Qué harás con los temas excluidos?

    Sí, hay muchas canciones que quedaron afuera. Hace rato que vengo acumulando temas. Todas esas cosas que están allí y que quedaron también de otros discos, sí fantaseo con la idea de sacarlas, y creo que en algún momento lo voy a hacer, quizá el año que viene, o tal vez me surja otra idea y haga un disco nuevo que no tenga nada que ver con eso.

    En cada disco siempre hay un cambio de enfoque, pero lo que no ha pasado ahora, y que sueles hacer en cada nuevo trabajo, es cambiar a los músicos. Has mantenido a Nalé, Samalea, Fresco y Richard Coleman. ¿A que se debe esto?

    Creo que las relaciones que tengo con mis compañeros, además de una admiración como músicos, tienen un alto nivel de amistad. Creo que eso es muy valioso, y es algo que he aprendido quizá por venir de una banda, el hecho de generar un grupo humano con el cual hay que recorrer muchos kilómetros, ir a lugares, y circunstancias diversas. Nos divertimos y disfrutamos de nosotros no solo en el escenario, sino fuera también. Hay una especie de felicidad de que seamos un grupo en el que no haya verdaderas fricciones. Eso genera otra cosa, subes al escenario como un tanque Sherman.

    A la que sí convocaste fue a la corista Anita Álvarez, que además está muy guapa.

    Sí [risas]. Está bueno porque había mucha testosterona, entonces aparece ella y cambia la perspectiva. Me encanta ver que la gente ya ni siquiera me mira a mí [risas].

    En uno de tus últimos recitales, en Mendoza, hubo muchos temas del “Amor amarillo”. ¿Qué cambios le vas a hacer al “set list” en el Perú?

    Estoy como bombardeando con “Fuerza natural”. A principios del año pasado estaba tocando el disco absolutamente entero. El show tiene como una especie de guion, pero hemos ensayado un montón de canciones en esta segunda parte de la gira, que vamos a intercalar.

    ¿Tocarás “Artefacto”?

    Sí. “Artefacto” la verdad es que levantó muchísimo con respecto a cómo la tocábamos antes. Me encanta la versión que estamos haciendo. Pero hay muchas que no te puedo decir. No tocamos “Sudestada”, pero tocamos “Vivo” y “Perdonar es divino”, y muchas más que hemos ensayado y que en algún momento vamos a tener que volver a tocar, así que el Perú podría ser un buen lugar para ello.

    Influenció mucho en este trabajo la etapa en la historia de la música que va del 68 al 72. ¿De qué bandas hablamos? ¿Electric Light Orchestra, Tom Petty, Echo & The Bunnymen, los Beatles, Pink Floyd?

    Pretty Things también. Fue una época muy prolífica en muchos aspectos. A veces me dicen: “¿Qué sos?, ¿pop o rock?, y la verdad que a mí estas cosas me resbalan, porque vengo de una época en que hablar de rock o pop no implicaba una gran diferencia, de hecho Led Zeppelin era tan rock como pop, por allí tenían también otras cosas, pero para mí el pop nunca fue un término despectivo, fue en los últimos años que se asoció con Britney Spears y con la industria más “choricera” de la música, pero el pop también es Andy Warhol, y en su etapa con Velvet Underground. El rock antes era también salirse de los límites.

    En YouTube han aparecido algunos videos en que te acusan de plagio en algunos de los temas. ¿Qué opinas de eso?

    Una cosa es tomar una canción, afanarte la melodía y hacer otra canción diciendo que es mía. Eso sería un plagio. Y otra cosa es tomar elementos de otras canciones, como hago yo muchas veces, ampliarlos y transformarlos en otra cosa. Nadie puede acusarme de que mis canciones son realmente un plagio, porque si es así que me hagan juicio y vemos. Cuando hicimos “Zoom” con Soda Stereo, tomamos la base de “New York Groove”. “Zoom” tiene poco que ver con la canción esa, pero uso el loop, la estructura de sampleo y la base para construir una canción nueva. Lo puse en el disco. La apropiación sonora es tan válida como la creación de cero. Así se construyó toda la música de los últimos años, en base a los samples.


    Fuente:Alberto Revoredo para El Comercio.

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